Alguien me preguntaba…

Alguien me preguntaba sobre el ser mujeres y madres.
Sobre todo, después de una separación.
Específicamente se refería a que los padres tenían más libertad de accionamiento, pero las mujeres no podían salir, viajar, divertirse o hasta rehacer su vida amorosa hasta que los hijos fueran adultos.
En estos días conocí a una persona que vive con su hija adulta, y que le espantó a un posible candidato, porque no puede aceptar que su madre tenga pareja luego de enviudar. Con lo cual… malas noticias… no alcanza con que crezcan, se necesita algo más.
¿Que es ese algo más? Criar hijos que respeten que las madres somos mujeres y merecemos vivir.
Como la mayoría de los temas, lo abordo desde mi propia experiencia. Aclarando que cuando volví de mi segunda luna de miel, fue que mi ex inició los trámites para sacarme a mi hija. O sea…que me voy a referir a esos dos años en que estuvimos divorciados y el “me permitió” tener a mi hija porque no había rehecho mi vida.
En el sistema de tenencia compartida que teníamos las cosas eran así. Cuando le tocaba a él, su madre y toda su familia se quedaban con mi hija para que el pudiera hacer su vida.
Cuando me tocaba a mí, mi madre se la llevaba como mucho un viernes de noche, y al otro día a las diez de la mañana la tenía que ir a buscar.
Entonces… surgió la solidaridad entre mujeres. Fue una amiga, soltera y sin hijos, la que me dio una ayuda enorme para que yo pudiera trabajar, porque en ese tiempo tenía que ir al interior y no había con quien dejarla. Y luego, trataba de acomodar mis salidas a cuando estaba con su padre, o, si no había opción, se quedaba con la señora que la había cuidado desde que nació mientras yo iba a facultad.
El problema no es la parte “práctica “de la cosa, sino encontrarle la vuelta para poder seguir teniendo una vida. La solidaridad entre amigas, la ayuda de los abuelos, y la invalorable colaboración de las madres de los amigos de ellos. Cuantas veces me traje a dormir a la mejor amiga de Micaela y su hermano para que la mamá saliera, y ella me devolvía el favor cuando yo lo necesitaba.
También conozco padres que realmente se hacen cargo de sus hijos cuando los tienen con ellos, porque siento que las generalizaciones son injustas.
Somos NOSOTRAS las que tenemos que aprender a darnos el permiso. Probablemente cuando estábamos casadas, hacíamos todo con nuestros hijos, y sacarnos la culpa que da dejarlos bien cuidados mientras nosotros recuperamos la salud mental, nos cuesta mucho.
Pero hijos con madres descansadas, felices , y que se amen a sí mismas, van a tener un ejemplo de respeto y dejar ser… probablemente no se conviertan en adultos de 40 que no toleran ver a sus madres en pareja.
Somos responsables de la vida que creamos. De los hijos que enseñamos. De respetar su intimidad, su sexualidad, su felicidad… y viceversa. La reciprocidad rige para todos, sin excepción.
Bendiciones infinitas! Juntemos cabezas y creemos formas de poder ser mujeres plenas y madres amorosas… algo me dice que la solidaridad entre nosotras es una pieza fundamental de ese engranaje…
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos