Desde tiempos inmemoriales…

Desde tiempos inmemoriales, a algunos hombres les da un cierto miedo “ese grupo de amigas que tenés”. Será porque cuando una pertenece a una manada y suena el tam tam de la selva, todas acudimos al llamado y nos alineamos con los dientes filosos si corresponde mostrarlos.

Los tam tam son variados: me separé, conocí a un tipo divino, no sabés lo que pasó anoche, no aguanto más esta situación, estoy triste, estoy feliz, estoy sola, me siento sin fuerzas, no quiero más nada, quiero todo y no lo encuentro, estoy perdida, necesito hablar, necesito un abrazo, necesito saber que hay alguien ahí, me puso una mano encima, me lo crucé y estaba con otra, estoy enamorada, me divorcio.

Los tam tam son infinitos. Urgentes. Imperiosos. Y cuando el llamado se lanza, es recogido por la manada que aparece en persona a comer pizza y apoyar. Que llama por teléfono. Que manda mensajes al celular. Que se hace un tiempo que no tiene para hablar en un bar.

¿Cómo no tenerle un cierto miedo a la manada? es la certeza de la no soledad, de la red de contención, de reflejo de vida, de apoyo a la autoestima hecha girones, de suministro de pañuelos desechables y escucha atenta, de domingos en compañía, de constancia de amor.

Cuando las mujeres nos sabemos juntas, contenidas, vivas, escuchadas y amadas, nos movemos infinitamente mejor en cualquier jungla…”. Es la ley de la manada, nos cuidamos entre todas.”

Bendiciones!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

Deja una respuesta

Contactate

Cada consulta es una oportunidad de conexión y transformación. Déjame tu mensaje y con gusto te responderé para guiarte en el servicio que mejor resuene con tu camino.