Mujeres locomotora, mujeres vagón

Estamos las mujeres locomotora que somos las que vamos tirando de todo. Detrás nuestro viene familia, trabajo, hijos, amigos, situaciones del presente, hechos a solucionar del pasado. Algún marido de esos que no saben qué hacer con la casa y los niños si no estamos.

Las mujeres locomotora no paramos, porque no tenemos tiempo. Y cuando no damos más y entramos a reparación, el tren se queda inmóvil esperando que volvamos a ocupar el lugar. Y tal vez, sólo tal vez, si la estadía en el taller fue por un motivo lo suficientemente grave, tomamos conciencia de que así no podemos seguir. Renunciamos a ser el motor de la cómoda rutina de otros, para animarnos a ser la causa de nuestro propio cambio.

Luego estamos las mujeres vagón. Que solemos tener a alguien de fuerte personalidad a nuestro lado, que nos engancha en su locomotora. Y vamos viviendo, haciendo, avanzando, sin tener idea ni responsabilidad de hacia donde ni porqué.

Conocí a una mujer vagón que viajaba de un país al otro con su locomotora marido según sus necesidades. Hasta que su hija estuvo en edad de ir a la escuela, y ella quería sacar adelante proyectos propios. De los cuales el no se privaba. Y ella se desenganchó al encontrar una foto de un congreso en donde aparecía cálidamente abrazado a una locomotora participante muy sexy.

Si me dan a elegir…ni locomotora, ni vagón. Pasajero de un punto al otro de la vida. Con posibilidad de bajarme, de descansar, de subirme en la estación que quiera, de ir armando el mapa de ruta y de prioridades.

Lo más importante…las prioridades…Saber cuales son las propias prioridades…

Bendiciones! ¿eres locomotora o vagón? ¿Qué se te ocurre que podrías hacer para ser pasajera del tren de tu propia vida?

Nunca estamos solas!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

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