– Se llama Milagros. Ella es mi milagro.
La mujer me ayuda a juntar los troncos que vamos a pesar.
– ¿Por qué es tu milagro? –le pregunto mirando a la nena que nos acompaña y me mira seria chupando un pedazo de pan.
Milagros nació el 25 de agosto de 2016. La madre tiene dos úteros y le habían dicho que no podía tener hijos. Pero quedó embarazada y la mandaron de vuelta a su casa en el medio de la sierra sin siquiera hacerle una ecografía, diciéndole que volviera en un tiempo.
Para cuando volvió, Milagros tenía el cordón alrededor de la garganta hacía días. E igual el médico les dijo que faltaba…la madre sacó fuerzas de flaqueza y le dijo que no se movía de ahí, que sólo con su hija en brazos. Y ahí se dignaron a hacerle una cesárea.
Milagros es el doble fruto de la valentía de su alma joven, y de la de su madre, que divide su tiempo en sacar adelante su almacén y cuidar a su hija.
Milagros me recuerda que los milagros existen. Que las intuiciones son sabias. Que la ciencia tan sabia puede ser inhumana. Que el coraje de las mujeres sencillas es enorme a la hora de pelear por sus cachorros.
La miro mientras me alejo y en el gesto que me hace con la mano, resumo las grandes cosas que va a vivir… quien tanto lucha para nacer, tendrá tanto que dar al mundo.
Bendiciones! Y que nuestros milagros personales se hagan visibles cada día!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos
